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Sun, Chun-Xing

Colorista / China

  • Instructor certificado de DaVinci Resolve

  • Autor de varios libros superventas en el campo de la postproducción audiovisual

Como colorista, valoro mucho la capacidad de reproducción precisa del color en los monitores. El monitor BenQ SW profesional para fotografía tiene un panel de excelente calidad y un completo sistema de gestión de color. No solo cuenta con el modo de color Rec.709 calibrado de fábrica, sino que también admite calibración por hardware. Los usuarios pueden incluso personalizar la calibración con un colorímetro. Por ello, puede servir como un 'monitor de luz' para etalonaje de color en DaVinci.
En mi trabajo, uso el monitor BenQ SW profesional para evaluar la precisión de color de las imágenes corregidas, asegurando la coherencia y precisión de los colores. Esta fiabilidad es fundamental para mantener la calidad de mi trabajo, especialmente en proyectos comerciales donde los clientes tienen grandes expectativas por la precisión de los colores.
El monitor BenQ SW profesional de fotografía es un asistente indispensable para lograr la fusión ideal entre arte y tecnología.

¿Cuál fue esa primera oportunidad que te abrió las puertas a la industria de la corrección de color?

El momento decisivo que me llevó a la industria de la corrección de color estuvo determinado por una necesidad de la empresa, una coincidencia con algo de inevitable. En 2012, trabajaba como director de proyectos en una productora de cine y televisión. Allí notaron que nos faltaba experiencia en DaVinci Resolve y me enviaron a un curso en la Academia de Cine de Pekín. Después de la formación, poco a poco me fui sumergiendo en el mundo de la corrección de color, empezando con proyectos de publicidad, videos promocionales y documentales como colorista.

Varios años después, empecé a enseñar, dedicándome a formar a la siguiente generación de coloristas. Han pasado ya 12 años desde entonces. Este cambio fue en parte casual pero también inevitable por mi interés en la corrección de color en posproducción y mi aprendizaje autodidacta en DaVinci Resolve. Pasé de un cambio profesional pasivo a una entrega total, de enfocarme en mi crecimiento personal a transmitir conocimiento y ampliar horizontes. Estoy agradecido por esta oportunidad que ha marcado mi camino.

Llevas tanto tiempo en la industria del color y la enseñanza, ¿qué cambios has notado desde que comenzaste?

Aunque solo ha pasado un poco más de una década, el sector del etalonaje ha cambiado radicalmente. Primero, ha crecido el número de profesionales, pero también su diversidad. Antes, encontrarse con un colorista causaba admiración, suponías cierto nivel y respeto por el oficio. Hoy en día, al toparse con un colorista, primero miras su edad, le preguntas por sus proyectos, revisas su equipo para ver si tiene formación formal o es autodidacta. Como el equipo de colorización cada vez es más asequible y abundan los tutoriales en internet, las barreras para entrar y aprender son mucho más bajas, así que llegan muchas personas nuevas. Esto ha dado como resultado un sector con talentos muy variados.

En segundo lugar, la industria se ha polarizado. Por un lado, existen empresas dedicadas a la gradación de color para cine, televisión y comerciales, con proyectos, equipos y habilidades de primer nivel, dominando así la parte alta del mercado y marcando los precios estándar. Por el otro, hay una gran cantidad de coloristas freelance con habilidades desiguales que luchan por conseguir proyectos de calidad, lo que contribuye a la confusión en las tarifas.

Por último, la rápida evolución de la tecnología en la gradación de color ha transformado profundamente la industria. Personalmente, empecé con DaVinci Resolve 7.0 y ahora trabajo con DaVinci Resolve Studio 19, que ha pasado de ser una simple herramienta de color a un software integral de postproducción que integra edición, efectos visuales, corrección de color y mezcla de sonido. Es de resaltar que DaVinci Resolve ha incorporado muchas funciones de IA, simplificando tareas que antes requerían pasos complejos. Sin embargo, esta facilidad tecnológica también ha influido en la actitud y hábitos de aprendizaje de las nuevas generaciones de coloristas. Quizá ya no abordan el oficio con la misma dedicación y paciencia de antes, lo que puede llevar a descuidar habilidades básicas.

Tal vez mi visión sea algo tradicional, pero de verdad deseo que la industria de corrección de color sea cada vez más profesional y esté más regulada. Sueño con ver a profesionales bien formados que cumplan los estándares del sector, para que la industria crezca con salud. Es importante avanzar con la tecnología sin olvidar lo esencial de la artesanía tradicional, tanto en el aprendizaje como en la práctica.

Has continuado aprendiendo con distintas certificaciones. ¿Cómo mantienes esa mentalidad de aprendizaje continuo? ¿Aún tienes retos en corrección de color?

Primero, está la necesidad de enseñar. Siento que es mi deber responder las preguntas de los alumnos con paciencia y brindarles explicaciones claras. Para lograrlo, necesito aprender continuamente, consultar materiales y, a veces, preguntar a colegas y otros profesores.

Por otra parte, la motivación viene de la necesidad de crear programas educativos. Al principio, nuestra escuela solo ofrecía formación en DaVinci Resolve para color, dirigido a un grupo homogéneo de alumnos. Sin embargo, a medida que el software evolucionó, ampliamos programas para cubrir edición, efectos visuales y sonido. Esto no solo enriqueció nuestro contenido educativo, sino que también generó ingresos adicionales.

Además, colaborar en la traducción del software DaVinci Resolve también ha sido un motor de aprendizaje constante. Aunque mi especialidad es la corrección de color en cine y televisión, necesito saber de otras áreas. Por ejemplo, cuando encuentro términos de audio que no reconozco, busco información y estudio desde cero hasta comprenderlos por completo.

Y finalmente, me mueve mi pasión por esta industria. En mis veinte años de carrera, he dedicado más de una década a la gradación de color con DaVinci Resolve. Este trabajo no solo me ha permitido conocer personas de culturas y pensamientos diferentes, sino que también me inspira continuamente. Todos estos aspectos son una fuente de presión pero también de motivación para no dejar de aprender, y mantener una actitud apasionada es lo que me mantiene implicado día tras día.

Además de la formación, también me encargo de proyectos de gradación de color en distintos campos como publicidad, series de televisión y cine. Sin embargo, los mayores desafíos en mi trabajo son el poco tiempo y la limitación física. Tras años dedicándome a la docencia, mi cuerpo se acostumbró a un horario de nueve a cinco. Pero al tomar proyectos, mis horarios suelen ser irregulares, lo que me deja agotado físicamente. En comparación con coloristas que están siempre en primera línea, mis horas de trabajo son menores y tomo menos proyectos, lo que inevitablemente limita mi crecimiento profesional. Parece que lograr la excelencia tanto en la enseñanza como en la producción realmente no es tarea fácil.

¿Cómo defines la "calidad" de la gradación de color en una obra?

Definir la "calidad" de la corrección de color en una obra es, en el fondo, muy simple. Se trata de si ayuda, sin llamar demasiado la atención, a que el director cuente mejor la historia, en vez de dejar al público pensando "wow, la corrección de color es espectacular". Una corrección de color excelente es como el truco de un mago: disimula los defectos y hace que el aspecto visual se vea natural, como si siempre hubiera tenido que ser así. Para lograrlo, el colorista tiene que dominar la psicología, usando los colores para guiar emociones y llevar al público por la historia, sin que lo importante sea la corrección de color en sí.

Por supuesto, la reproducción precisa del color, las combinaciones creativas, la profundidad visual y la destreza técnica son elementos básicos para valorar una corrección de color. Pero lo más importante es que la corrección del color debe estar al servicio de la historia, no ser una demostración de técnica. Quien se dedica a color siempre debe tener presente este principio para mejorar continuamente en este camino.

¿Cuál crees que es la cualidad más importante para un/a buen/a "colorista"?

El etalonaje de color también es un "arte de comunicación" que requiere una colaboración cercana entre todos los involucrados. Sin duda, la cualidad más importante para un colorista calificado radica en sus habilidades de comunicación. Etalonar no solo se trata de operaciones técnicas; implica una fusión profunda de arte y creatividad. Un colorista debe dominar la teoría del color y las técnicas de coloración, y también contar con grandes capacidades de comunicación.

Esto se debe a que un colorista necesita colaborar muy de cerca con productores, directores, fotógrafos y equipos de postproducción. Es fundamental entender bien las intenciones y requisitos de todos para asegurar que la gradación de color esté alineada con los objetivos creativos globales. La comunicación efectiva crea confianza y acuerdos entre el colorista y los demás. Permite recibir feedback, comprender las expectativas del director sobre el color y hacer ajustes para optimizar continuamente el resultado. Sin una comunicación clara, los esfuerzos pueden desviarse de la meta original.

Un colorista necesita tener una fuerte sensibilidad estética. Debe mantenerse al día, aprender de forma continua y comprender los principios de la estética en diferentes épocas y culturas, así como la belleza única que hay en distintos estilos. Solo así un colorista puede transformar con precisión la intención y la emoción de directores o clientes en un lenguaje visual adecuado durante la gradación de color.

Por último, un colorista debe tener una visión holística. Ajustar una sola toma es como una "batalla", pero gradar una película completa es como una "campaña". Un colorista necesita ver el panorama general, considerando el estilo y la atmósfera global del filme o proyecto. Así se asegura de que la gradación de los distintos grupos de planos mantenga coherencia y consistencia, creando una experiencia visual armoniosa y unificada para el público.

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