Desde que descubrí la fotografía en la secundaria allá por 1979, se ha convertido en mi vida.
Literalmente vivo y respiro fotografía.
Como en cualquier vocación, mi camino ha tenido desvíos y altibajos, pero hace años descubrí la obra del reconocido fotógrafo Michael Kenna, que tuvo un gran impacto en mí e inspiró mi pasión por la fotografía de paisajes con larga exposición y entornos urbanos.
Como fotógrafo comercial, mi estilo se ve mayormente influenciado por las necesidades de mis clientes; sin embargo, en mi trabajo personal es cuando mi estilo propio puede salir realmente a flote.
Mi estilo está en constante evolución, así que me costaría mucho elegir una sola imagen que “mejor” represente mi estilo, pero considero que es un conjunto de trabajos que presenta una sutil tonalidad, composiciones minimalistas y que transmite una sensación general de calma y serenidad.
Cuando hago un encargo comercial normalmente conecto mi cámara a una computadora.
De esta forma mis clientes ven las imágenes aparecer instantáneamente y con precisión en mi hermoso monitor BenQ SW272U, exactamente como espero que las vean, con todos los colores y tonos mostrados con fidelidad.
Trabajando así, mis clientes pueden evaluar las imágenes en tiempo real y dar comentarios valiosos, asegurando que se sientan totalmente incluidos en el proceso creativo.
La fotografía es realmente un estilo de vida más que una carrera, y por eso no hay dos días iguales. Mi carrera me ha brindado experiencias inolvidables y sorprendentes: desde viajes dentro y fuera del país, hasta fotografiar a personas famosas y acceder a lugares normalmente fuera del alcance del público en general.
Sin embargo, el momento más memorable sin duda fue cuando fui reconocido por el antiguo Instituto Australiano de Fotografía Profesional (AIPP) con un Fellowship, el mayor honor que podía otorgar el instituto. Este reconocimiento de mis colegas fue algo muy especial y realmente inolvidable, aún más ahora en retrospectiva, ya que lamentablemente el AIPP dejó de operar en 2021.
¡Dispara, Dispara, Dispara!
La fotografía no se aprende solo leyendo libros, tienes que tomar fotos tan a menudo como puedas hasta que la cámara se convierta en una extensión de ti y tomar fotos sea algo natural.
Critica tus propias fotos y deja que otros las critiquen para que puedas aprender y mejorar tus habilidades.
Sé una esponja y absorbe todo lo que puedas de quienes valoras y aprende de sus opiniones, pero también aprende a tener tu propio criterio para crear un estilo único.
Empezar no es fácil ni siempre rentable, pero si insistes, la fotografía puede ser un estilo de vida gratificante y una carrera maravillosa.
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