Es realmente difícil señalar un lugar favorito para fotografiar porque he tenido la suerte de visitar muchos, cada uno único, y en muchos de ellos, ¡me muero de ganas de volver! Todo mi trabajo fotográfico gira en torno al mar, así que los paisajes costeros son siempre los más fascinantes y emotivos para mí. En estos momentos, estoy muy centrado en lo que yo llamo "aguas frías", sobre todo los mares y costas del norte de Europa. Sin embargo, ¡esto es sólo el principio! Ya estoy soñando con capturar nuevos mares de todo el mundo con mi cámara y con la técnica de larga exposición.
Si hubiera respondido a esta pregunta hace sólo unos años, sin duda habría mencionado únicamente un amanecer o una puesta de sol impresionantes. Hoy, la respuesta es un poco diferente porque me he dado cuenta de que no es sólo el momento de la toma lo que es único, sino todo lo que lo rodea y lo que lo hizo posible. Entre todas las experiencias, recuerdo con cariño una aventura en solitario a una isla de la costa de Escocia para captar la imagen de un faro en medio de una tormenta especialmente violenta. Al final de la sesión de fotos, calado hasta los huesos, fui recibido por la comunidad local para una velada con sopa caliente, poesía y música. Esta experiencia no tiene precio para mí, como tampoco lo tiene la imagen captada que me devuelve a ese maravilloso recuerdo.
Siempre he estado profundamente vinculado a la frase de San Agustín: "Lo importante no es lo que miras, sino lo que ves", porque creo que resume y de la mejor manera mi enfoque de la fotografía. Utilizo la técnica de la larga exposición, que consiste en dejar el obturador de la cámara abierto durante varios minutos para conseguir atmósferas etéreas. Mi imagen ya no es una mera representación de la realidad y el paisaje que tengo ante mis ojos, sino que se convierte más bien en lo que he experimentado frente a ella. Mi fotografía hace visible lo invisible, y por eso creo que me siento tan unido a esa frase de San Agustín.
Ciertamente, a lo largo de los años, he encontrado muchos fotógrafos que han sido y siguen siendo una gran fuente de inspiración, tanto por su técnica fotográfica como por su visión. Sin embargo, debo admitir que últimamente la mayor fuente de inspiración proviene de los pintores clásicos. Entre ellos, encuentro particularmente una fuente infinita de inspiración en la obra de William Turner e Ivan Aivazovsky por la forma en que tratan el tema del mar, la luz y los colores. Su forma de ver ha influido en la mía como nadie ha podido hacerlo.
Debo decir que mi pasión por la fotografía proviene probablemente de mi pasión por viajar y explorar. Viajar ha sido la clave para abrir mi mente y, por este motivo, en cierto punto se ha convertido en algo adictivo. Como siempre digo, por desgracia nací 100 años demasiado tarde para explorar el mundo y 100 años demasiado pronto para explorar el universo, pero también creo que aún queda tanto por ver que será difícil estar satisfecho con una sola vida. Por lo tanto, ¡intentaré aprovecharla al máximo!
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